6 de abril de 2016

El suelo, la principal fortuna

Olmo Santiesteban, horticultor de experiencia y apego a las prácticas ecológicas. Foto. Artemio Leyva.
El incremento y diversificación de la producción agrícola en busca de mejor calidad y precios razonables en las ofertas de los alimentos no es posible sin prácticas agrarias coherentes con el medio ambientes  en cuanto al uso y cuidado al suelo, por constituir la tierra la riqueza más importante y esencial de que disponen los agricultores.


Los suelos pardos del municipio de Calixto García disponen de una composición físico-química apropiada para la producción agrícola, a pesar de que la parte sur del territorio sufre los efectos de la salinización, problemaque es posible minimizar   con manejos adecuados durante la preparacióny cultivode la tierra.

Olmo Santiesteban Cué se ha especializado en la siembra de las hortalizas, principalmente el tomate, la col y el ají pimiento, pero no se descuida del suelo durante el intenso laboreo que exigen esos vegetales: “Aplicamos materia orgánica con el empleo del estiércol vacuno en fase de descomposición, lo cual minimiza los efectos de los fertilizantes químicos que es necesario aplicar ante la explotación intensiva del suelo.”

La finca de Julio Cruz Leyva es un jardín donde crecen en condiciones de secano diversos cultivos, incluyendo el plátano vianda, el que siembra apegado a tecnologías y a prácticas que hacen del suelo  su principal riqueza: “Yo aplico el marco de siembra semiextradenso, con el ello prolongo el período de cosecha a tres cortes, los residuos los utilizo depositándolos ordenadamente en la carrera, lo cual se convierte en una alfombra que sirve de protección al disminuir la evaporación, le incorpora materia orgánica y, además, evita las hierbas indeseables.”

La Ingeniera Clara Santiesteban Salgado, especialista en suelo en la Delegación Municipal del Ministerio de la Agricultura, está plenamente identificada con labores que causan degradación, por eso también conoce qué hacer para detener ese fenómeno que incide, junto al cambio climático, en los bajos rendimientos de las cosechas: “Existen agricultores que emplean todos los desechos de la cosecha como alimento animal o lo peor, los incineran, y a ello se une el cambio del prisma durante la preparación por surcos  de más de 30 centímetros de profundidad, perjuicios que se acentúan por el inadecuado drenaje fluvial durante la temporada de lluvia. La aplicación racional del fertilizante químico es necesario, como es imprescindible la materia orgánica para revitalizar el mundo microbiano que le ofrece vida al suelo.”

Las prácticas  inadecuadas durante la labranza de la tierra y el impacto del cambio climático, caracterizado por el incremento de la temperatura ambiental y los períodos de sequía y de lluvias intensas, sentencian a  los  agricultores a perder su principal fortuna por lo que el cumplimiento de las tecnologías del manejo  del suelo son también alternativas de supervivencia de la especie humana. /Por Artemio Leyva.

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