24 de julio de 2017

El amor hace vivir a una niña calixteña

Una de las enfermedades denominadas raras, incluso para las ciencias médicas, sufre desde que nació la niña Leydisyanis Borges Mayo quien reside junto a su familia en el reparto Nuevo, del poblado de Buenaventura.

Catalogado como caso excepcional en Cuba y el mundo, la pequeña recibió durante dos años tratamiento y cuidado de un equipo de médicos, y paramédicos que no escatimaron horas y recursos para que Leydisyanis Borges permaneciera con vida.

Consultado al respecto el Doctor Pedro Miguel Soca, profesor auxiliar de Bioquímica de la Facultad de Ciencias Médicas de Holguín estima que “estos errores congénitos del metabolismo se deben a deficiencias de enzimas específicas que tienen carácter hereditario y que por tanto, se trasmiten a los descendientes. Por ser enfermedades crónicas que aparecen en la niñez y la adolescencia requieren costosos tratamientos médicos que en Cuba se dispensan totalmente gratuitos”, precisó el también Máster en Medicina Bioenergética y Natural de la mencionada institución universitaria holguinera.

“Desde los primeros días de su nacimiento tuvimos que ingresarla en el pediátrico holguinero porque presentaba múltiples dificultades en su salud que no eran comunes hasta que los especialistas de la institución determinaron que presentaba error congénito del metabolismo y que por ello tendría pocas posibilidades de sobrevivir, imagínate esto nos preocupó mucho,” comenta Milagros Mayo Ricardo, madre de la niña.

“Mientras duró su ingreso tuvo nueve paros cardíacos y casi medio centenar de convulsiones, no se le aseguraban la vida, pero vencimos estas primeras pruebas, sabemos que su vida está en permanente riesgo, y por eso cada seis o doce meses debemos llevarla a consulta especializada para verificar su estado, y escuchar las orientaciones de los médicos. En la casa tiene una maestra que la ha enseñado bastante,” dice.
Elena Pérez Pérez es la docente que tiene el encargo de contribuir al mejoramiento de su alumna: “Al principio fue muy difícil conducir el proceso de enseñanza aprendizaje porque presenta discapacidades físicas, pero sobre todo mentales, pero con la cooperación familiar y la realización de diferentes actividades hemos logrado que pronuncie algunas palabras, y tenga un mayor control muscular”, enfatiza la experimentada maestra que por más de 40 años ha estado en las aulas.

“Le tarareo algunas canciones, y a su vez, la invito a que me imite, que vaya junto conmigo y he logrado que lo haga, y es así como incorpora palabras a su vocabulario, pienso que avanza, lentamente, pero se le entienden palabras como papá, mamá, el nombre de su abuela paterna; le gusta que le tiren fotos, bailar, en fin, hacemos todo lo posible para su reinserción a la vida y eso nos hace felices,” expresa emocionada.

Conmueve escuchar este breve relato de Milagros: “Déjame decirte que a pesar de que estoy a tiempo completo de su cuidado, en ocasiones se nos escapa para el barrio, y hay que estarla controlando porque con sus problemas puede ocurrir que se caiga y sufra algún daño de consideración; de todas maneras, los vecinos la buscan, la miman, la quieren, y eso hace que ella se sienta en un barrio que es una gran familia”, precisa.

“A la Revolución y su sistema de salud agradecemos que nuestra hija ya con seis años aún esté viva; no le falta una alimentación adecuada, nos entregaron un subsidio para tener una casa confortable, nos regalaron un refrigerador moderno, ropa, zapatos para ella, y para nosotros ¡Imagínese periodista qué hubiera sido de esta familia de bajos ingresos si no tuviéramos una Revolución como la nuestra!”, exclamó con lágrimas en los ojos./Por José Luis Díaz Grass.

0 comentarios:

Publicar un comentario