Atiende la propiedad, Gustavo Morales Pérez, un campesino amante de la naturaleza.
¿Cómo llegaste a hacerte cargo completamente de la finca?
Eso es un proceso que ocurre casi sin percatarnos, la tierra es patrimonio de los que vivimos en el campo y pasan de manos de una generación a otra. Aquí ya trabaja mi hijo conmigo y aspiro a que algunos de mis nietos siga también mis pasos, que son los de nuestros antepasados.
La propiedad de la tierra, ¿cómo la obtuvieron?
La familia Morales Pérez, como todas las que yo conozco por estos alrededores, recibió la propiedad de la tierra por disposición de la Primera y Segunda Ley de Reforma Agraria, promovida por la Revolución Cubana, liderada por el Comandante en Jefe Fidel Castro. Nuestra finca tiene una extensión de más de 197 hectáreas, de las cuales 20 son dedicadas a la actividad forestal y el resto a cultivos varios y a la ganadería.
¿Qué estimula a Gustavo a interesarse por la siembra de árboles maderables y frutales?
Yo recuerdo que cuando chiquito mi abuelo conversaba con mi papá Pablo, y le aconsejaba siempre que sembrara naranjas, y otros frutales, intercalados con árboles de todo tipo, algo así como el bosque de la familia. Y cuando crecí, lo hice con ese amor por la naturaleza y el medio ambiente. Un tema que todos debemos tener presentes si queremos preservar el planeta.
¿Qué tienes sembrado en la finca forestal?
A decir verdad tengo de todo y si algo me falta lo busco en cuanto pueda. Para no cansarte te voy a mencionar, de la extensa lista, algunas variedades de plantas que son mis preferidas: Yarúa, Naranja, Limón, Mandarina, Cedro, Baría, Majagua, Bijagua, Café, Yarey, Níspero, Caoba, Coco, Palma Real y otras muchas más que aportan oxígeno y alimentos al hombre y los animales. /Por Pablo Aleaga Tamayo.
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