Cubiertas de techo para la construcción de naves, sistemas de riego y maquinas forrajeras, así como alambres de púas necesarios para delimitar los perímetros de las áreas de estabulación constituyen algunos de los aseguramientos materiales que permiten a los ganaderos ofrecer otra identidad a sus fincas.
Lourdes del Río Rodríguez, junto a su esposo Luis René Proenza, recibieron los beneficios de un proyecto para la ceba intensiva de ganado ovino y desde entonces han cambiado los conceptos de cría y ceba de esta especie.
“Hemos entendido de que si no se crean las bases alimentarias no podrá haber desarrollo ganadero porque los pastos naturales no son de la mayor calidad nutritiva, por ello ya están en desarrollo vegetativo plantas de alto valor nutritivo que se mezclan con otros forrajes y se suministran durante la estabulación del rebaño”, significo Lourdes del Río Rodríguez, quien ha visto crecer su autoestima por la influencia de género de estos proyectos que también fortalecen la unidad familiar.
Este año Lourdes, Luis René y su hijo contrataron con la Empresa de Ganador Menor veinte cabezas de ovinos que ya están en ceba terminal y esperan que el peso promedio supere los 45 kilogramos por animal.
Carlos Pozo Ramírez es otro de los ganaderos de este territorio beneficiados con los proyectos de la ACPA y en su finca florecen señales de progreso con la creación de áreas forrajeras de arbóreas de alto contenido proteico como la moringa, la morera y la tithonia, entre otras. Los potreros muestran pastos de mayor calidad resistentes a los contrastes del clima por la falta de precipitación.
“Además de los recursos que acompañan a estos proyectos, significó Carlos Pozo, está la capacitación que nos proporcionan los especialistas de la ACPA. En mi casa hemos desarrollado talleres, pero además nos han entregado libros como El Finquero y otros folletos que nos proporcionan conocimientos actualizados de las nuevas tecnologías, pero es que tanto yo, como mi esposa e hija nos sentimos totalmente involucrados, el sentido de pertenencia es mayor y la voluntad de concebir el incremento de la producción desde el conocimiento de la ciencia y la tecnología nos hacen trabajar con mucho más entusiasmo”.
Poco más de tres años han trascurrido de la implementación del proyecto en la finca de Carlos Pozo y aunque su gestión individual siempre lo encamina hacia la introducción de nuevas razas, pastos y forrajes de mayor calidad nutritiva, con los que se combina el manejo adecuado del rebaño y el amor y entrega a la ganadería, le permitieron aportar el pasado año 45 mil litros de leche y cerca de 10 toneladas de carne. /Por Artemio Leyva.
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